El 5 de marzo de 2013 quedará por siempre en la memoria de los revolucionarios del mundo. El Comandante de la Revolución Bolivariana, el Comandante latinoamericano Hugo Rafael Chávez Frías ha dejado de existir físicamente entre nosotros. No ha muerto, vive hoy más que nunca.
Se ha ido el patriota bolivariano, pero para siempre quedará el legado de su corta y fecunda vida.
La vida del soldado firme, valiente, decidido, fiel a su historia y seguidor de las ideas de Bolívar, el hombre capaz de interpretar el pensamiento del Libertador y continuar la batalla inconclusa, levantando la espada por los humildes. La vida del revolucionario consecuente que entendió mejor que nadie, que su misión no era buscar de qué lado se vivía mejor, sino de qué lado estaba el deber.
El deber que lo hizo grande después de la derrota del alzamiento cívico-militar del 4 de febrero de 1992, el deber que lo hizo llegar a la Presidencia en las elecciones de 1998, el deber que lo hizo regresar una vez de la muerte en brazos de su pueblo, luego del escuálido golpe de estado de 2002. El legado de su vida como hijo, esposo, padre, abuelo, corazón del pueblo.
Pero al hablar de Chávez, tenemos que necesariamente hablar de Fidel. Ese gigante que fue capaz de vislumbrar la fibra de revolucionario de Hugo. Ese que lo recibió como un hermano, como un soldado, como a un hijo en ese histórico primer encuentro en 1994.Cuando todos veían a Chávez como un caudillo, como un ex recluso, como un loco aventurero en busca de gloria, el Comandante, con su visión infinita lo definía como un verdadero líder. Un líder indiscutible de América Latina.
Fidel, la historia, el tiempo te dio la razón. Y gracias a ti, pudimos conocerlo mejor, supimos admirarlo y acompañarlo junto a su pueblo en las batallas que el camino de la Revolución le presentó y continuará presentando, porque son las ideas de los hombres las que guían las victorias de los pueblos y las que protagonizan las Revoluciones. Y tus ideas, Chávez, hoy más que nunca protagonizan la Revolución Bolivariana y los procesos de integración latinoamericanos.
En estos momentos de infinito dolor para su familia, para el pueblo venezolano, cubano, latinoamericano y del mundo, en estos momentos en los que las lágrimas brotan desde lo más profundo de nuestros corazones y las gargantas se ahogan por el volcán de sentimientos que se agolpan en nuestros pechos, sólo una palabra puede hacer frente ante esta terrible realidad: Unidad.
Y a eso estamos llamados todos ahora, a mantener la unidad, la paz. Y los cubanos sabemos muy bien lo que significa esa palabra.
Te recordaremos como siempre fuiste Chávez, hermano. Con tu sonrisa alegre y diáfana, con tu pensamiento claro y profundo, con tu espíritu solidario y desinteresado, con tu ternura y sensibilidad a los niños, a la mujer, con tu amor infinito a la historia, a la patria, a la vida.
Una vida así no debía haber sido arrancada de esa manera, tan pronto. Quedan muchas batallas por librar y sabemos que no importa dónde estés, ahí estará tu pensamiento, ahí estará tu corazón latiendo junto a los cientos de miles que en todo el mundo laten hoy aceleradamente de conmoción con una mezcla de dolor y compromiso eterno.
Hemos perdido a un hermano y cuando el corazón de un hermano deja de latir, millones laten por él. Ya lo dijo el cantor del pueblo Alí Primera: “…Cuando se muere por la vida, no se ha muerto”. Chávez, Comandante, tú no has muerto. La lucha sigue.
Gracias Chávez por hasta el último aliento de tu vida, luchar por tu Patria. Hoy te recordamos cantando junto a tu pueblo, en los llanos, junto a los indígenas, junto a los más desfavorecidos, cantando y sonriendo, luchando, viviendo.
“…Y si un día tengo que naufragar y un tifón rompe mis venas, enterad mi cuerpo del mar, en Venezuela…”
¡GLORIA ETERNA AL PRESIDENTE CHÁVEZ!
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
GeneraciónCubanaXC