Por Alina Cabrera Domínguez
Miren atentamente este paisaje, a fin de estar seguros de reconocerlo si viajan un día por África, por el desierto…
Estas páginas, las últimas del libro El pequeño Príncipe, volvieron a mi hace unas horas cuando mi hija oyó hablar en casa de Noel, un entrañable amigo de la familia que hoy está en Guinea Conakry, como parte de la brigada cubana que enfrenta el ébola en el continente negro.
Entonces, Naomi, leyó el texto y nos pidió decirle que cada noche mirara al cielo y buscara la estrella del Pequeño Príncipe, porque su luz lleva el cariño de todos nosotros.
En ese instante no supe como hacer realidad su pedido, sin embargo la nostalgia me trajo de vuelta al Noe, quien encontró tiempo para escribirnos unas letras y ponernos al tanto de su quehacer en esta nueva lucha contra la muerte.
“Hola mi hermana…
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