
Históricamente el himen ha constituido un símbolo de virginidad.Para nuestras abuelas el himen, esa membrana que recubre la entrada de la vagina, era un tesoro muy bien guardado que las muchachas debían preservar hasta el día de su casamiento; sin embargo, en nuestros tiempos, se ha convertido en una especie de “marca” que va contra la popularidad de muchas adolescentes, que sienten que deben perderla pronto para ser aceptadas en un grupo social.
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