Nazanín Armanian*/Público.es
Nadie estaba presionando a un Barak Obama debilitado y exhausto para que rompiera el tabú de restablecer relaciones diplomáticas con Cuba, lanzándose a la boca de los halcones belicistas.
En este mercado de política y de realpolitik en el que reina la lógica de costo-beneficio, el pequeño tamaño del mercado cubano y sus insignificantes recursos naturales no explican esta histórica decisión de Obama. Bienvenidas estas nueve reuniones en 18 meses con representante de Cuba, y luego la confesión de la derrota, del triunfo del pueblo cubano y todas las fuerzas progresistas del mundo que denunciaban el medio siglo de crueles e inútiles sanciones, atentados, sabotajes, y otros actos de guerra contra la Isla socialista que se negó convertirse en otro “estado fallido”.
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