Por: María Carla González
“Jesús vino a servir y no a ser servido”, acotaba el Papa Francisco, para recordarle a los que egoístamente sólo piden la atención del Señor, sin mirar el mundo que los rodea para transformarlo en un lugar de paz para todos. “Pues sus ojos vigilan los caminos del hombre, todos sus pasos observa”. (Job 34:21)
El “Misionero de la Misericordia” con su presencia e imagen transformadora, dejó tranquilidad en nuestras tierras santas y bendecidas por las visitas papales.
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