Las nuevas regulaciones anunciadas hoy por Estados Unidos eliminan la condición de hacer pagos por adelantado y al contado para la exportación a Cuba de productos no agrícolas, pero mantienen restricciones en el uso del dólar, lo que no deja claro cómo podrían ejecutarse tales créditos a la Isla.
La normativa entrará en vigor este miércoles e impacta en el régimen de exportación y viajes aéreos autorizados por el gobierno de EEUU a Cuba. Es el tercer paquete de medidas que activa Washington desde el anuncio del inicio del proceso para la normalización de relaciones entre los dos países, el 17 de diciembre del 2014.
Entre las medidas más notables esta vez se encuentran el permiso para el otorgamiento de créditos a Cuba, país que podrá adquirir los productos que ya están autorizados, y el reconocimiento de la empresa estatal como actor comercial, aunque limitada a determinados servicios como el arrendamiento de aviones y otros, según especifica la nota de los Departamentos del Tesoro y de Comercio.
La decisión de hoy confirma lo que ha advertido el gobierno cubano desde el anuncio del 17 de diciembre: el Presidente Barack Obama puede hacer más y tiene prerrogativas que aún no ha utilizado. De hacerlo, impediría retroceder en esta política, tal y como él afirma que desea.
Sin embargo, la normativa no se pronuncia por el uso del dólar para Cuba, circunstancia que históricamente ha generado operaciones muy costosas a quien tenga que pagar por las transacciones permitidas, tanto en la Isla como en EEUU, y obliga a ejecutar los pagos en una tercera moneda.
Como han advertido expertos estadounidenses, Obama podría autorizar el uso del dólar en las transacciones internacionales de Cuba -no está codificado en la legislación del bloqueo-, consentir que estas transacciones se realicen a través del sistema bancario norteamericano y posibilitar a entidades cubanas (bancos, empresas, etc.) abrir cuentas corresponsales en bancos de Estados Unidos. Sin embargo, sobre tales posibilidades no se expresan ahora ambos Departamentos estadounidenses.
Las medidas conjuntas tampoco liberan completamente a importantes sectores de la economía en EEUU de las restricciones ya establecidas, como sí lo hizo la administración de Barack Obama para las telecomunicaciones, donde se consiente casi todo: compra, venta, inversión, compañías mixtas, etc.
El anuncio, en la práctica, se concentra en las exportaciones de EEUU, pero no reconoce las importaciones desde Cuba, salvo algunos renglones que produce el sector privado, minoritario en la Isla. En este sentido se reafirma lo establecido en el primer paquete de medidas anunciadas por el Presidente tras el 17D.
También, se mantienen las restricciones para los viajes pueblo a pueblo, que solo pueden hacerse por grupos con un programa previamente acordado, pastoreado por un representante de la organización que gestiona esas visitas y que pueda dar fe de que no se han producido “violaciones” a la ley.
Las medidas exclusivamente podrán “ayudar al pueblo de Cuba”, enajenando el concepto de “pueblo” del de “gobierno”, en sintonía con la retórica gubernamental estadounidense que advierte que el cambio respecto a las intenciones de las administraciones anteriores es solamente táctico, como aseguró en La Habana la subsecretaria de Estado, Roberta Jacobson.
En línea con esta estrategia, la Secretaria de Comercio, Penny Pritzker, aseguró que “estos cambios regulatorios facilitarán las exportaciones que ayudarán a fortalecer la sociedad civil en Cuba (sector no estatal) y mejorar las comunicaciones desde y entre los cubanos”.